Cuando se logran los resultados esperados, como líderes es posible dar por sentado el haberlo logrado e incluso pasar por alto el trabajo del equipo. Sin embargo, debemos tomar en cuenta la importancia de los resultados positivos, como benefician a la organización a largo y corto plazo y responder la pregunta ¿Qué sigue ahora? y lo más importante, reconocer a quienes trabajaron arduamente para lograr las metas.
Es normal enfocarse en los resultados, en la productividad y los beneficios, saltar de un proyecto a otro y no tomarnos el tiempo de reflexionar en cómo logramos obtener esos resultados que esperábamos. Este tipo de acciones afectan la moral del equipo y es por esto qué tenemos que darle valor e importancia a construir relaciones que mantengan al equipo motivado y con la confianza a seguir logrando esos objetivos, a través de la celebración del éxito.
¿Cómo celebramos el éxito?
Reconocer los logros en la organización permite que el equipo salga de la rutina, se concentre en lo positivo, renueve su forma de pensar, refuercen los valores de la empresa.
Lo primero a tomar en cuenta es que las celebraciones deben reflejar la cultura de su empresa, las celebraciones no tienen porque ser extravagantes incluso un email de felicitaciones por haber obtenido algún logro basta, sin embargo es importante tener en cuenta el contexto, el colaborador o equipo y la importancia de ese logro para la organización. Partiendo de esas premisas es sencillo identificar cual es la mejor forma de reconocer el buen trabajo y la dedicación.
¿Cómo determinamos que se ha hecho un buen trabajo?
El éxito no llega de la noche a la mañana, igual que los buenos resultados de cierre de año, son esfuerzos constantes y logro de pequeñas metas que componen un todo. Este pensar se hace notorio cuando el equipo tiene una forma de trabajo que fomenta la creatividad, la satisfacción y la inversión personal, lo que les permite no solo progresar continuamente, sino también querer progresar continuamente.
Sin embargo ¿cómo luce el éxito durante el año? Al lograr la primera victoria, esto puede ser muy relevante para nuevos talentos, pues reconocen la naturaleza de los desafíos que verán en el futuro. Cuando se impacta de forma positiva a una persona o equipo, las pequeñas acciones también cuentan. Las acciones deben ser un reflejo de los valores de la organización y el trabajo es excepcional independientemente de lo que se pueda presentar y en que pueda consistir.
Celebrar los éxitos y alentar a los gerentes y empleados a celebrarlos es una parte clave para crear un entorno de trabajo motivador. Una cultura sólida de elogio aumenta el compromiso, la productividad, el sentimiento de equipo y la resistencia a los desafíos que surgen en cada organización. En este cierre de año evalúa estos puntos y no solo los números, tener talentos que sean constantes en sus esfuerzos y acciones también es tener una organización triunfante.